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dc.contributor.authorMuskin, Joshua A.
dc.contributor.authorUNESCO. Oficina Internacional de Educación
dc.date.accessioned2016-07-01T21:46:26Z
dc.date.available2016-07-01T21:46:26Z
dc.date.issued2015-10
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/20.500.12799/4607
dc.description.abstractEl rol de la evaluación en la educación ha crecido significativamente en las últimas décadas, una tendencia que tiene dos grandes manifestaciones. Una de ellas es el rápido aumento del número de países y jurisdicciones ya sea participando en encuestas (pruebas) internacionales de aprendizaje o comenzando sus propias evaluaciones de todo el sistema, o ambas. La otra es la siempre creciente importancia de la evaluación para hacer que los sistemas y sus principales actores (especialmente los docentes) sean responsables de los resultados educativos. El reciente compromiso de las naciones del mundo y las principales organizaciones internacionales en Incheon (República de Corea) para una educación "de calidad" para todos en 2030 y el próximo acuerdo mundial sobre los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible van a exigir más de la educación en términos tanto de equidad como en la forma de percibir la "calidad", por lo cual será necesario adoptar una óptica mucho más pertinente. Aunque la evaluación será vital para este proceso, hay un grave riesgo doble de que los sistemas y sus asociados sigan dependiendo excesivamente de pruebas para conducir sus reformas. En primer lugar, la mayoría de las pruebas más importantes no llegan a todos los estudiantes y se concentran solo en unos pocos temas — principalmente matemáticas y lectura y, a veces, ciencias —, con el resultado común de una reducción del currículo y de otros elementos en el proceso educativo. Del mismo modo, con raras excepciones, dichas pruebas descuidan el rango más amplio de competencias personales, tales como la adquisición de nuevos conocimientos usando una variedad de métodos, y la aplicación práctica de los conocimientos y técnicas básicas que los estudiantes aprenden en la escuela. El segundo riesgo es la falta continua de coordinación en la evaluación con las demás principales funciones del sistema educativo — tal vez sobre todo el currículo, operando en cambio en relativo aislamiento (sino total). Para que la evaluación sea de alta calidad y pertinente y para que dé lugar a mejoras reales en el sistema educativo general y sus resultados, debe estar en armonía completa y funcional con el currículo, la formación y el apoyo de docentes, los textos y materiales, la planificación, el presupuesto y todos los demás componentes. El presente documento explora las formas en que la evaluación es de vital importancia para la educación y postula medios por los que se puede conectar de manera efectiva a las otras funciones clave de la educación para impulsar un sistema nacional hacia 2030.es_ES
dc.language.isospaes_ES
dc.publisherUNESCOes_ES
dc.relation.ispartofseriesCuestiones fundamentales y actuales del currículo y el aprendizaje;1
dc.rightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses_ES
dc.sourceMINISTERIO DE EDUCACIONes_ES
dc.sourceMINISTERIO DE EDUCACIONes_ES
dc.subjectEvaluación de la educaciónes_ES
dc.subjectEvaluaciones internacionaleses_ES
dc.subjectAprendizajees_ES
dc.subjectCalidad de la educaciónes_ES
dc.subjectDiseño curriculares_ES
dc.subjectPolítica educativaes_ES
dc.subjectEvaluación del rendimiento escolares_ES
dc.subjectIndicadores educativoses_ES
dc.titleEvaluación del aprendizaje del estudiante y el currículo : problemas y consecuencias para la política, el diseño y la aplicaciónes_ES
dc.typeReporte técnicoes_ES


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