dc.description.abstract | Las comunidades prósperas dependen del desarrollo exitoso de la gente que vive en ellas y construir los cimientos del desarrollo exitoso en la infancia requiere de relaciones receptivas entre niños y adultos y de entornos de apoyo. Poco después del nacimiento, las típicas interacciones de “servir y devolver” que ocurren entre los niños pequeños y los adultos que los cuidan afectan la formación de las conexiones neurales y el circuito del cerebro en desarrollo. En los siguientes meses, en la medida en que los bebés buscan una mayor participación mediante balbuceos, lloriqueos y expresiones faciales –
y los adultos “devuelven el servicio” respondiendo con vocalización y expresividad similares– estos intercambios recíprocos y dinámicos literalmente moldean la arquitectura del cerebro en desarrollo. En contraste, si las respuestas de los adultos no son confiables, o son inapropiadas o simplemente no se producen, los circuitos del cerebro en desarrollo pueden verse perturbados y se perjudican el aprendizaje, el comportamiento y la salud subsecuentes. | es_ES |