dc.description.abstract | El reporte está estructurado en cinco capítulos. En el capítulo 1, Emma Näslund-Hadley y María Soledad Bos examinan
los datos de las pruebas regionales e internacionales de matemáticas y ciencias para entender cómo pueden compararse los estudiantes de la región ALC con sus pares de la región y de países fuera de la misma. Ellas realizan un sondeo en relación a cuáles podrían ser los niveles de logro de aprendizaje en términos de lo que pueden hacer los estudiantes en matemáticas y ciencias. Además de los datos arrojados por las calificaciones de las pruebas regionales e internacionales, las autoras presentan los resultados de las evaluaciones nacionales de aprendizaje, explorando en la capacidad de los estudiantes de cumplir con los estándares de aprendizaje definidos en su propio país. Al ver las tendencias en el aprendizaje de matemáticas y ciencias a lo largo del tiempo, las autoras estiman cuántos años les puede tomar a los estudiantes de la región alcanzar el nivel de sus pares en otras regiones. Ellas concluyen que la región no puede costearse más esperas para la disminución de la brecha en relación a países más desarrollados o para cumplir las expectativas nacionales de sus propios países en relación a los logros de aprendizaje en matemáticas y ciencias. En el segundo capítulo se resumen las revisiones de la literatura presentadas en Todos los Niños Cuentan, explorando en la capacidad de los niños de aprender matemáticas y ciencias desde una temprana edad. Fundamentándose en la discusión de la literatura, Emma Näslund-Hadley, Rosangela Bando y Johan Rocha ofrecen una definición de lo que significa contar con habilidades pre-matemáticas y pre-científicas sólidas, y presentan los sistemas mentales a través de los cuales los niños adquieren estas competencias. Un tema central es que incluso los estudiantes más jóvenes pueden aprender y poner en práctica ideas matemáticas y científicas complejas. Además, ofrecen recomendaciones específicas en relación a los tipos de asistencia, conocimientos y herramientas que los docentes requieren para pasar de un rol de simples transmisores de contenido a facilitadores del aprendizaje. Todas estas recomendaciones se basan en la idea de que una educación en matemáticas y ciencias de calidad requiere una comprensión profunda de los estudiantes, incluyendo sus conocimientos y experiencias relevantes previas, su dominio de los conceptos científicos y matemáticos y la forma única en la que sus habilidades se desarrollan a lo largo del tiempo. Por lo tanto, los docentes
deben convertirse en “estudiantes de sus estudiantes”. En el capítulo 3, Emma Näslund-Hadley y Rosangela Bando resumen los resultados de ocho programas de educación temprana en matemáticas y ciencias que buscaban llevar las prácticas de enseñanza, basadas en la teoría, a los salones de clase de Argentina, Belice, Paraguay y Perú. Los programas fueron implementados a pesar de importantes desafíos, incluyendo la presencia de brechas de contenido y dominio pedagógico en los docentes y percepciones anticuadas sobre la ciencia como disciplina. Sin embargo, la mayoría de los docentes pudieron utilizar las experiencias y conocimientos de los niños como fundamento para las lecciones prácticas de matemáticas y ciencias. Las prácticas dentro del salón de clase que se describen en los capítulos 2 y 3 de este Resumen tienen el potencial de impulsar el aprendizaje en matemáticas y ciencias de los estudiantes. Pero además tienen implicaciones que trascienden a los salones de clase. En el capítulo 4, Rosangela Bando y Emma Näslund-Hadley discuten las estructuras institucionales que se requieren como mínimo para dar apoyo a un cambio exitoso hacia la enseñanza en matemáticas y ciencias centrada en los estudiantes. Las autoras reflexionan sobre los tipos de desarrollo profesional, el apoyo técnico, los estándares y metas, los materiales y la retroalimentación que pueden incidir positivamente en los docentes. El liderazgo de los directores puede generar una nueva cultura de aprendizaje y adaptación al ofrecer los recursos e iniciativas que se requieren. Sin embargo, se enfrentan a retos inevitables. Algunas de las preguntas más comunes incluyen: ¿cuáles son las estructuras institucionales mínimas necesarias para realizar un cambio exitoso hacia una enseñanza en matemáticas y ciencias basada en la investigación?, ¿cómo deben reasignarse los recursos para apoyar de forma más eficiente la enseñanza práctica, basada en los descubrimientos?, ¿cómo las prácticas escolares pueden favorecer una cultura de exploración y de mejora continua en la enseñanza de matemáticas y ciencias? Las autoras concluyen que una reforma exitosa en cada una de las escuelas requiere de una fuerza tripartita compuesta por los administradores escolares, los directores de las escuelas y los equipos de profesores – además de la contribución de los padres. | es_ES |