Desenredando la conversación sobre habilidades blandas
Abstract
Pregúntele a cualquier padre, estudiante, maestro, administrador, legislador o miembro del público en general por qué enviamos a los niños a la escuela, y, con pocas excepciones, las respuestas finalmente conducirán a la enseñanza y el aprendizaje. Queremos que las escuelas ayuden a nuestros niños a adquirir las habilidades, conocimientos, capacidades y disposiciones que les ayudarán a triunfar en la vida. Pero ¿cuáles son esas habilidades y capacidades críticas, y cómo las promueven las escuelas? Tradicionalmente, las escuelas se han enfocado principalmente en el conocimiento académico – lectura, escritura, matemáticas, ciencias, estudios sociales junto con habilidades de pensamiento crítico de orden superior y de resolución de problemas. Sin embargo, un creciente cuerpo de investigación de diversas disciplinas – incluyendo la psicología, la economía, la neurociencia y la educación – sugieren que no es sólo el contenido de conocimientos y las habilidades de pensamiento crítico lo que importa para el éxito, sino que las estrategias y las personalidades que los estudiantes aportan al aprendizaje también afectan sus posibilidades de éxito en la escuela y en la vida. Intuitivamente, esto tiene sentido, y el tema no es nuevo. Pero el interés en estas habilidades y lo que sabemos de ellas está aumentando. Estudios realizados por investigadores en los Estados Unidos han determinado que las habilidades no cognitivas como responsabilidad, perseverancia (o determinación), llevarse bien con otros, autocontrol y motivación están altamente correlacionadas con los niveles educativos futuros (escolarización) así como con el éxito en la vida, incluyendo mayores ingresos y tasas de empleo, mejores resultados de salud y prevención de comportamientos delictivos. Estudios recientes del Banco Mundial (Valerio, et al., 2014; y Banco Mundial, 2014) y la OCDE (Miyamoto, et al., 2015) también encontraron asociaciones positivas similares entre las habilidades socioemocionales (o blandas) y los resultados en la vida, fuera de los Estados Unidos. Al mismo tiempo, existe una creciente preocupación que los jóvenes no están preparados adecuadamente en estas habilidades socioemocionales críticas. En encuestas realizadas durante la última década, los empleadores constantemente hicieron notar el alto valor que le asignan a habilidades como trabajar bien con otros, comunicarse eficazmente y poseer una ética de trabajo solida, y lamentan la falta de estas habilidades entre los jóvenes que contratan. Por ejemplo, un estudio de 2015 de la Association of American Colleges and Universities determinó que menos del 40% de los 400 empleadores encuestados cree que los recién graduados de la universidad estaban bien preparados en habilidades que
son críticas para el éxito en el lugar de trabajo, incluyendo habilidades socioemocionales tales como la comunicación
escrita y oral, el trabajo en equipo y la toma de decisiones éticas (Hart Research Associates, 2015).