dc.description.abstract | Mensajes clave de la serie: Las consecuencias de salud y económicas de no actuar son elevadas. Un alarmante 43% de los niños menores de cinco años que viven en países de ingresos bajos y medianos (en total, unos 250 millones de niños) están en riesgo de tener un desarrollo inadecuado a causa de la pobreza y el retraso del crecimiento.1,4 En realidad, este porcentaje es más elevado porque hay otros factores que representan riesgos para la salud y el bienestar. Un mal comienzo en la vida puede afectar negativamente la salud, la nutrición y el aprendizaje. Estos efectos negativos se extienden a la edad adulta, resultando en bajos ingresos económicos y generando tensiones sociales. Además, estas consecuencias negativas repercuten no solo en la generación actual, sino también en las futuras. Se calcula que los individuos afectados por un mal comienzo en la vida sufren una pérdida de aproximadamente una cuarta parte del promedio anual de ingresos en la edad adulta, mientras que los países pueden perder hasta el doble de su gasto actual del PIB en salud y educación; Los niños pequeños necesitan recibir, desde el principio, un cuidado cariñoso y sensible a sus necesidades. El desarrollo empieza en el momento de la concepción. Los estudios demuestran que la primera infancia no es solamente el período de mayor vulnerabilidad a los factores de riesgo, sino también una etapa crítica en la que los efectos positivos de las intervenciones tempranas son más marcados y en la que se pueden reducir los efectos de los factores que afectan negativamente al desarrollo. La experiencia que influye más en el desarrollo de los niños pequeños es el cuidado cariñoso y sensible que le procuran sus padres, otros familiares, sus cuidadores y los servicios comunitarios. El cuidado cariñoso y sensible a las necesidades del niño se caracteriza por la existencia de un ambiente estable que facilita la buena salud y la nutrición de los niños, que protege al niño de posibles peligros y le ofrece la posibilidad de empezar su aprendizaje a una edad temprana, a través de relaciones e interacciones cariñosas. Los beneficios del cuidado cariñoso y sensible se extienden a toda la vida y se expresan en una mejor salud, mayor bienestar y mayor capacidad de aprender y de ganarse la vida. Las familias necesitan apoyo para proveer el cuidado cariñoso y sensible, incluyendo recursos materiales y económicos, políticas nacionales, como licencias de paternidad remuneradas, y prestación de diversos servicios, incluyendo servicios de salud, nutrición, educación y la protección infantil y social; Debemos de entregar intervenciones multisectoriales comenzando con el sector salud como punto de partida para llegar a los niños más pequeños. El objetivo de estas intervenciones, entre ellas el apoyo a las familias para que puedan proporcionar un cuidado cariñoso y sensible y hagan frente a los problemas que se puedan presentar, es proteger al niño de diversos riesgos que pueden afectar a su desarrollo. Para ello, se pueden integrar las intervenciones en los servicios de salud materno-infantil existentes. Estos servicios deben satisfacer las necesidades tanto del niño como de su cuidador principal. Por tanto, deben apoyar el desarrollo del niño y la salud y el bienestar de la madre y la familia. Este enfoque viable es un punto de partida esencial para establecer colaboraciones multisectoriales de ayuda a las familias que permitan llegar a los niños más pequeños. Estas intervenciones deben satisfacer necesidades básicas como la nutrición, el apoyo al crecimiento y la salud; la protección de los niños; la prevención de la violencia doméstica, la protección social que asegure la estabilidad económica de la familia y la capacidad para acceder a servicios; y la educación que brinde acceso a oportunidades de aprendizaje de calidad a una edad temprana; Debemos reforzar la capacidad de las autoridades gubernamentales para ampliar los servicios que funcionan. Cuatro estudios de casos realizados en países de distintas regiones del mundo demuestran que se pueden llevar a gran escala programas nacionales que son efectivos y sostenibles. Sin embargo, para que esto suceda es un requisito indispensable el contar con liderazgo de las autoridades y dar prioridad a las políticas adecuadas. Los gobiernos disponen de distintas opciones para alcanzar las metas y los objetivos fijados en relación con el desarrollo en la primera infancia, desde iniciativas que promuevan cambios y abarquen a diversos sectores gubernamentales hasta la ampliación progresiva de servicios existentes. Los servicios y las intervenciones en favor del desarrollo de los niños pequeños son fundamentales para que todos ellos alcancen el máximo de su potencial en el transcurso de su vida y para extender estos efectos a la siguiente generación. Este propósito es un elemento central de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. | es_ES |