dc.description.abstract | Demasiados alumnos en todo el mundo están atrapados en un círculo vicioso de bajo rendimiento y desmotivación, que los hace seguir sacando malas notas y perder aún más su compromiso con su escuela. Lo que es peor, un rendimiento bajo en la escuela tiene consecuencias a largo plazo, tanto para el individuo como para el conjunto de la sociedad. Los alumnos que no rinden adecuadamente a los 15 años tienen más riesgo de abandonar los estudios por completo. Cuando una gran proporción de la población carece de habilidades básicas, el crecimiento económico de un país a largo plazo se ve amenazado. Los resultados de PISA 2012 muestran que más de uno de cada cuatro alumnos de 15 años de los países de la OCDE no habían alcanzado un nivel de conocimientos básicos en al menos una de las tres asignaturas principales evaluadas por PISA: lectura, matemáticas y ciencia. En números absolutos, esto significa que cerca de 13 millones de alumnos de 15 años en los 64 países y economías participantes en PISA 2012 mostraron un bajo rendimiento en al menos una asignatura. Reducir el número de alumnos con bajo rendimiento no solamente es un objetivo legítimo de por sí, sino que además es una manera efectiva de mejorar el rendimiento de conjunto de un sistema educativo (y la equidad, ya que los alumnos con rendimientos bajos provienen, con mayor frecuencia, de familias desfavorecidas socioeconómicamente). Alemania, Brasil, la Federación Rusa, Italia, México, Polonia, Portugal, Túnez y Turquía, por ejemplo, mejoraron su rendimiento en matemáticas entre 2003 y 2012 reduciendo la proporción de alumnos con bajo rendimiento en la materia. ¿Qué tienen en común estos países? No mucho; se trata de un grupo de lo más cultural y
socioeconómicamente diverso. Ahí está la lección: todos los países pueden mejorar el rendimiento de sus alumnos con las políticas adecuadas y la voluntad de ejecutarlas. | es_ES |