dc.description.abstract | En 1999, se elaboraron directrices para la preparación de análisis del sector educativo específicos a cada país, denominados informes del estado de la educación en el país (CSR, por sus siglas en inglés), para permitir a los decidores orientar las políticas nacionales basándose en un diagnóstico factual del sector educativo en general, y para proporcionar información analítica relevante para el diálogo entre el Gobierno, los socios para el desarrollo y la sociedad civil. Desde entonces, alrededor de 70 informes de tipo CSR, cubriendo más de 40 países, han sido preparados gracias a las alianzas entre los Gobiernos y los equipos de los socios para el desarrollo (generalmente, el Banco Mundial, el UNICEF y la UNESCO; pero, el Banco Africano de Desarrollo, la AFD y la GIZ también han apoyado la preparación de varios CSR) y a un enfoque del aprendizaje por la práctica que permitió fomentar la capacidad analítica de los equipos gubernamentales. Los informes se prepararon principalmente para los países de África, aunque recientemente se han ampliado los horizontes con la inclusión de Yemen, por citar un ejemplo. Los CSR suelen ser decisivos en la preparación o la revisión de los planes del Gobierno para el sector educativo, según lo requerido por la comunidad donante para cumplir con los requisitos de financiación por parte de la Alianza Mundial para la Educación (GPE, por sus siglas en inglés), entre otros. También se usan para preparar las operaciones apoyadas por los donantes, así como las secciones sobre educación de los Documentos Estratégicos de Reducción de la Pobreza (DERP) Las directrices se dividen en dos volúmenes: el primero incluye seis áreas temáticas que abarcan a todo el sector: contexto, acceso, costo y financiación, calidad, capacidad del sistema y gestión, eficiencia externa y equidad; el segundo cubre cuatro subsectores específicos: desarrollo en la primera infancia, educación superior, alfabetización y educación no formal, así como educación y capacitación profesional y técnica. No hay capítulos específicos para la educación
general primaria ni secundaria porque el volumen 1 ya cubre en gran medida esos subsectores. Cada capítulo de las directrices comienza por un resumen que incluye el objetivo, los problemas clave de política que se deben solucionar, los métodos analíticos y las fuentes de datos habituales. Las directrices ofrecen herramientas prácticas para el procesamiento de datos y el análisis (procedimientos de verificación de datos, definiciones y fórmulas de indicadores y metodologías analíticas). También incluyen herramientas cualitativas (tales como ejemplos de cuestionarios para entrevistas a partes interesadas), un aspecto relativamente nuevo en los informes de tipo CSR. Se ilustran con numerosos ejemplos extraídos de informes
existentes de tipo CSR, que ofrecen presentaciones y debates sobre los hallazgos. Los ejemplos provienen principalmente (pero no únicamente) de los análisis del sector educativo de países africanos, porque hasta el momento la metodología se ha aplicado mayormente en estos países. Con esto en mente, los ejemplos son relevantes y fácilmente replicables en países de otros continentes. Los enfoques para el análisis que, aquí, se ofrecen se enfocan principalmente en el uso de datos brutos y encuestas (generalmente subutilizados), en vez de preparar nuevas encuestas de campo. Al mismo tiempo, las directrices enfatizan la necesidad de desarrollar/reforzar los sistemas de información sobre la gestión de la educación (SIGE), capaces de producir datos de calidad y en plazos oportunos. Para mejorar el SIGE, resulta útil realizar una verificación cruzada de los datos administrativos con los datos de encuestas de hogares. | es_ES |